domingo, 3 de febrero de 2008

C.O.P.


La última cena a la que he asistido, acaecida el 2 de Febrero de 2008, me ha dejado un gratísimo recuerdo por partida doble. Recuerdo por la gente que asistió a ella y segundo por los recuerdos que esta me aportó. Fue una reunión muy crutífera y elocuente en la que pude constatar que treinta y seis años en la vida pueden quedar convertidos en nada y darte la sensación que tus interlocutores nunca se ausentaron de ella. Historias y vivencias que ocuparon nuestra juventud se materializaron en una sucesión de anécdotas y comentarios. Tal vez el hecho de ser yo uno de los que menos tiempo estuvo en la empresa me permitió observar como se intercambiaban entre todos retazos de su vida juntándolos como si de un puzle se tratase. Experiencia que en el caso de muchos de ellos siguen ampliando pues continuan en el ramo y los que lo dejaron continúan poseyéndola. Comimos, bebimos, hablamos y en algunos momentos la risa expontanea lo invandió todo. Finalmente nos despedimos con cierta sensación de que el tiempo se había hecho corto para lo mucho que nos teníamos que decir. No se si repetiré la experiencia pero en caso de poder hacerlo, lo haré. Últimas cenas, en el arte, hay muchas pero quizás la más famosa es la de Leonardo Da Vinci, cuya foto acompaña este comentario, que dedico especialmente a R C C. Salu2 :-)

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