Par de dos.
sábado, 8 de abril de 2017
martes, 5 de julio de 2016
La ropa tendida.
No somos conscientes de lo que nos sucede hasta que no nos damos de bruces en ello. Necesitamos estar comunicados constantemente y contar todo lo que nos sucede. Colgamos nuestras opiniones, sentimientos, miserias, alegrías y fotos de las páginas de internet y lo dejamos expuesto como queda la ropa tendida. Y una vez colgado es objetivo claro de las inclemencias del tiempo, de los posibles efectos de las reacciones de gente que ni siquiera conocemos y después nos quejamos y lloramos por los rincones. Es necesario analizar el qué y el cómo antes de subir algo a la red ya que después puede ser tarde. Hasta nos pueden robar nuestra vida tal y como a veces sucede con la ropa colgada de las endebles pinzas en cualquier hilo a la intemperie. Se decía que había que saber nadar y guardar la ropa y yo creo que es necesario tender la ropa sabiendo lo que tendemos. (Tomeu Pinya Miró)
No somos conscientes de lo que nos sucede hasta que no nos damos de bruces en ello. Necesitamos estar comunicados constantemente y contar todo lo que nos sucede. Colgamos nuestras opiniones, sentimientos, miserias, alegrías y fotos de las páginas de internet y lo dejamos expuesto como queda la ropa tendida. Y una vez colgado es objetivo claro de las inclemencias del tiempo, de los posibles efectos de las reacciones de gente que ni siquiera conocemos y después nos quejamos y lloramos por los rincones. Es necesario analizar el qué y el cómo antes de subir algo a la red ya que después puede ser tarde. Hasta nos pueden robar nuestra vida tal y como a veces sucede con la ropa colgada de las endebles pinzas en cualquier hilo a la intemperie. Se decía que había que saber nadar y guardar la ropa y yo creo que es necesario tender la ropa sabiendo lo que tendemos. (Tomeu Pinya Miró)
lunes, 4 de julio de 2016
lunes, 11 de agosto de 2014
domingo, 12 de febrero de 2012
viernes, 14 de enero de 2011
2011
.........................................................................................................................................................................
nada más por el momento.
nada más por el momento.
miércoles, 14 de abril de 2010
El 23 de Abril de 2010 firma de libros
El día del libro, el 23 de Abril de 2010 estaré firmando libros por la mañana en el CORTE INGLÉS de 12 a 14,30 y por la tarde en BORN DE LLIBRES en los GERANIOS de 16,30 a 20,00... os espero a todos.. Un saludo
domingo, 14 de marzo de 2010
Proyecto OVNI Mallorca, en FACEBOOK
Desde hace dos meses, aproximadamente, he creado en FACEBOOK unas páginas por cada una de mis novelas. Y también otra en la que invito a los escritores y escritoras que no se han atrevido a publicar que lo hagan y que si lo necesitan tiene a su disposición mi humilde experiencia que como sabéis de momento se remonta a dos libros publicados. También tenéis una pagina titulada "Proyecto OVNI Mallorca", en ella se puede seguir el desarrollo de una investigación sobre los casos de avistamientos Ufológicos en cualquiera de sus fases y que de ir como toca finalizará en un libro, cuyo título aun está por determinar, y que por cierto se decidirá entre todos lo que hayas entrado en la página en cuestión y os hayáis hecho fans, y de un posible documental, ya que todas las entrevistas están siendo grabadas en vídeo por mi colaboradora y amiga Tonimari y que será presentado por mi también colaboradora y amiga Marga Bonnín. Bueno os espero en Facebook en cualquiera de las páginas mencionadas y así mismo también vuestra colaboración. Si sabéis, habéis oído de algún caso de avistamiento, contacto u otros con naves y/o extraterrestres, o conocéis a alguien que haya podido fotografiar luces u objetos extraños, podéis informármelo o bien en la propia página o en el correo www.llibrestomeu@yahoo.es Gracias por estár ahi. En este blog os pondré un acceso directo a la página, igual que ya teneéis a otras.
jueves, 28 de enero de 2010
El Ecdótico
El ecdótico
Yo era un triunfador nato y absolutamente perfecto.
Vencedor de todo y conquistador de todas.
Arrasaba en los deportes, apabullaba en los juegos y conquistaba todas las féminas que se interpusieran en mi camino.
No respetaba a nadie ni a nada. ¿Para qué? ya que era el súmmum y además me lo creía.
Sí, todo era un camino de vino y rosas para mí y nunca me había preocupado el futuro de la humanidad ni hacer el bien, hasta que ellas se cruzaron en mi vida.
Fue una fría y nevada mañana de enero, la temperatura rondaba los cero grados.
Salí dispuesto a comerme el mundo y volver después para tirar sus despojos a la basura dado que en mi perfección también tenía cabida la ecología y por supuesto el reciclaje y no quería que me multaran si tiraba fuera de los contenedores los restos de aquella débil e insulsa humanidad que pululaba muy por debajo de línea de flotación.
Había elegido un traje de diseño exclusivo de color gris metálico, una camisa blanca de cuello alzado, con botones, una corbata azul ecléctico y unos zapatos negros de charol con cordones a juego con el traje.
Un dandi a mi lado se habría cortado las venas por no poder superarme en elegancia y distinción.
Portaba en mi mano el último modelo de teléfono móvil, de color rojo y con la pantalla táctil permanentemente iluminada para que destacara más.
Y llevaba un reloj suizo de doble tourbillón, con esfera blanca y números y agujas de color naranja.
Mientras bajaba a recoger mi coche recompuse el cuello de la chaqueta que estaba girado pues no era cuestión de dar el cante con un detalle tan insulso como este.
Abrí la puerta del garaje con el dispositivo de reconocimiento de pupila y una vez dentro, el vehículo tras detectar mi tarjeta, abrió la puerta, retiró el volante y el asiento giró desplazándose fuera del coche, permitiendo que me sentara cómodamente, después ambos volvieron a la posición programada para que yo no tuviera que hacer ningún esfuerzo y tres segundos después la puerta, tipo ala de gaviota, se cerró.
El sistema de navegación, leyó en mi mente a donde me dirigía, encendió el motor, puso el equipo audiovisual en marcha, con música de Bach interpretada por la filarmónica de Berlín, dirigida por Herbert Von Karajan y visualizando en la pantalla del navegador la ruta a seguir, en un lado, y del otro las últimas noticias acaecidas en el Mundo, arrancó.
Salí del edificio y enfilé el túnel subterráneo particular que me permitía acceder a la autopista sin tener que atravesar las calles colindantes a mi mansión.
El interior del vehículo se iluminó con una tenue luz azul, acorde a mi estado de ánimo que previamente había detectado el ordenador al leer las facciones de mi rostro.
Recorrí los treinta kilómetros que separan mi empresa del domicilio en doce minutos y cuando llegaba vi en el salpicadero una hormiga.
¡Por Dios! Una asquerosa hormiga en mi coche.
La miré y entonces me dio la sensación de que ella también me estaba observando y sin darme tiempo a reaccionar desapareció.
Creo que no se lo he dicho, pero soy un ecdótico y mi trabajo me obliga a buscar continuamente cualquier medio novedoso que pueda usarse para publicar textos, sobretodo desde que casi habían desaparecido los árboles y el papel artificial que se utilizaba era de muy mala calidad.
Los “junta letras”, como yo llamo a esos pobres seres, abocados a la extinción, y cuyo único afán es el seguir escribiendo historias para que después ya nadie las lea.
Su paulatina e inexorable desaparición librará al planeta de una lacra que para lo único que ha servido ha sido el fomentar la alienación de la gente y expandir teorías sibilinas que han provocado guerras, muerte y destrucción, por no decir de su culpabilidad en el aniquilamiento de los árboles.
Y a fe que si no fuera por los de mi profesión ya serían historia, pero historia hablada.
A pesar de ello mi trabajo era encontrar nuevos métodos de publicación y ello me llevó a descubrir la forma más revolucionaria de comunicación de la historia.
Hasta ahora, un libro debía recorrer una senda fija desde la imaginación de su autor a su publicación.
Pero un buen día pensé que todo esto era una pérdida de tiempo considerable y un gasto innecesario y me propuse cambiar el sistema.
Estuve barajando multitud de formas hasta que hace un año me sucedió algo que me ayudó a crear el “Pensalibro”.
¿Se han parado alguna vez a pensar cómo actúan, viven y perduran todos los seres vivientes de este planeta exceptuando a la raza humana?
¿No?, pues deberían fijarse tal y como yo lo hice.
Estaba un día paseando por los alrededores de la ciudad cuando de repente vi una hormiga junto a un resto de comida, que para ella debía ser como un tesoro, regresaba rauda y veloz sobre sus pasos dirigiéndose hacia su hormiguero, seguramente para comunicar su descubrimiento, cuando de repente se topó con una congénere suya.
Realizaron un pequeño ritual, supongo que a modo de saludo y tras él, la susodicha pareció transmitirle la localización exacta del tesoro.
Entonces, y sin perder tiempo, la segunda se marchó disparada en dirección al hormiguero situado no muy lejos de allí y la primera volvió sobre sus pasos hasta la comida.
Intrigado me esperé, entre otras razones porque no tenía nada que hacer en aquel momento.
Poco después regresó la amiga de la hormiga con un puñado de otros congéneres y una vez allí, entre todas desintegraron en mil pedazos aquel trozo de comida y se lo llevaron a su madriguera.
Hasta aquí todo normal, seguramente se dirán ustedes que si el rastro, el olor, etc. etc. y efectivamente no les faltará razón pero tras aquel rápido episodio y sin saber muy bien por qué, decidí quedarme a observarlas un rato más y cuál fue mi sorpresa cuando de repente la primera hormiga vino acompañada de otras tres y se detuvieron en el mismo lugar donde había encontrado el mendrugo.
Se entretuvieron un par de minutos y aquel diminuto ser estuvo explicándoles todo lo que había sucedido.
Yo continuaba mirando intrigado y más aun cuando la “maestra” se marchó y las tres alumnas empezaron a hablar entre ellas a golpes de antena.
De repente cada una de ellas cogió un camino y se dispersaron del lugar.
Seguí con la mirada a las tres hasta que me fue posible, después fui tras una de ellas elegida al azar.
La pequeña ando bastante tiempo, recorriendo lo que para ella debió ser una gran distancia hasta que encontró otro mendrugo de pan y se inició de nuevo el ritual.
Ahí es donde caí en la cuenta de que a ellas no les hacía falta escribir nada para comunicarse las noticias y fue en ese preciso instante cuando empecé a germinar la idea de que estaban utilizando algún sistema de comunicación que en ese momento no comprendía y que una vez conocí dio como resultado el “pensalibro”.
¿Para qué demonios tanto escribir si las cosas pueden transmitirse a través del pensamiento?
Pero me faltaba una pieza del rompecabezas para conseguir crear mi invento y era precisamente la más importante, ¿Cómo lo hacían?
Entonces decidí llevarme a aquel insecto a mi laboratorio y mientras la cogía del suelo me sentí observado por ella, de tal forma que me recordó a la hormiga del coche, pero enseguida deseché el pensamiento, ya que me pareció ridículo.
Allí intenté descubrir como se lanzaban sus mensajes y transmitían sus conocimientos.
La verdad es que no sabía ni por donde empezar, por lo que tras varias horas de observaciones en las que curiosamente ella pareció estar dispuesta a colaborar conmigo, dejé al animalillo en un recipiente, cerré la luz y me marché a mi casa a descansar.
A la mañana siguiente cuando regresé la encontré muerta.
Tuve un disgusto supino, pero al levantar la cabeza mi sorpresa fue mayor, al ver que las paredes del recipiente, ahora mortuorio, estaban impregnadas de una sustancia medio fluorescente y me lo llevé directamente al microscopio.
Aún no era consciente de que tenía la respuesta delante de mí y aun que lo intenté no conseguí dar con ella.
Esa noche cuando regresaba a casa mi coche se paró.
Intenté ponerlo en marcha pero me fue imposible.
Desesperado, lo dejé en el arcén y al ver que nadie se detenía para ayudarme comencé a andar por el páramo que bordeaba la autopista.
A medida que me alejaba de ella, las luces de los vehículos desaparecieron y la oscuridad me envolvió y el silencio se adueñó del ambiente.
Tras andar un rato me detuve pues a pesar de la negrura de la noche aquel sitio me resultó familiar.
Y efectivamente así fue, me encontraba en el mismo lugar donde había visto el episodio del mendrugo de pan y las hormigas.
Recuperado de la sorpresa indagué por los alrededores y de pronto me fijé que por el suelo, las piedras, los arbustos y los árboles había rastros de la misma sustancia que encontré en la caja de la hormiga fallecida.
Tal vez la utilizaban para marcar sus rutas o los lugares en los que podía haber alimento.
Pero había algo que no tenía lógica en todo aquello porque si eran señales para marcar alguna ruta, deberían tener continuidad.
Me acerqué hasta una de aquellas marcas y descubrí que era algo parecido a una escritura.
Y en esas estaba cuando me di cuenta de que una hormiga me miraba, aunque sólo fue un momento fugaz y desapareció rápidamente.
No entendía nada de lo que me estaba pasando hasta que pasados unos minutos comencé a oír un susurro, que paulatinamente fue transformándose en un fuerte zumbido y después en un sonido estridente y perturbador que me aturdía.
Asustado, me escondí detrás de un árbol junto a unas rocas.
Y sin saber cómo, empezaron a aparecer de la nada cientos, miles, tal vez millones de hormigas. Salían de todas partes y se podían ver perfectamente a pesar de la oscuridad porque brillaban por estar impregnadas de la misteriosa sustancia.
Empecé a temer por mi vida ya que toda aquella marabunta venía directamente hacia mí.
De repente, cuando las primeras estuvieron cerca se detuvieron y en oleadas, una tras otra, fueron depositando, justo a mis pies, el líquido que llevaban, para ello se contoneaban como hacen los perros para secarse si se mojan.
Durante más de una hora continuaron con el ritual mientras yo permanecía en mi escondrijo temblando de miedo.
Tras haber pasado las últimas, desaparecieron tan rápido como habían venido y volvió a reinar el silencio.
Estaba temblando y tardé un rato en salir para ver mejor aquella montaña de material fluorescente que era más alta que yo.
Tras unos instantes de desconcierto la rodeé y entonces descubrí algo escrito en el suelo hecho con el mismo material y que decía lo siguiente:
“Dios te lo envía, utilízalo para comunicaros, dejad de talar árboles para hacer papel y así nuestro planeta se salvará”.
Y así lo hice.
Lo utilicé para crear el “Pensalibro”, basado en su forma de comunicación, es decir, la sustancia captura los pensamientos y éstos se trasmiten de un cerebro a otro sin necesidad de tener que escribir nada ni gastar toneladas de papel.
Y desde entonces la tala de árboles ha disminuido, incluso se reforesta más de lo que se tala y el planeta está recuperándose.
¿Y yo?
Pues ya ven, más forrado y feliz, pero eso sí, ahora he cambiado y estoy empleando mi tiempo, esfuerzo y fortuna para ayudar a los demás.
De hecho, estoy considerado como el mejor filántropo del mundo.
Y detrás de mi casa, justo en el centro de un bosque que hice plantar, hay un gigantesco hormiguero en el que mis “amigas” las hormigas siguen produciendo el “Néctar de Dios” con el que puedo seguir fabricando los “Pensalibros”.
Yo era un triunfador nato y absolutamente perfecto.
Vencedor de todo y conquistador de todas.
Arrasaba en los deportes, apabullaba en los juegos y conquistaba todas las féminas que se interpusieran en mi camino.
No respetaba a nadie ni a nada. ¿Para qué? ya que era el súmmum y además me lo creía.
Sí, todo era un camino de vino y rosas para mí y nunca me había preocupado el futuro de la humanidad ni hacer el bien, hasta que ellas se cruzaron en mi vida.
Fue una fría y nevada mañana de enero, la temperatura rondaba los cero grados.
Salí dispuesto a comerme el mundo y volver después para tirar sus despojos a la basura dado que en mi perfección también tenía cabida la ecología y por supuesto el reciclaje y no quería que me multaran si tiraba fuera de los contenedores los restos de aquella débil e insulsa humanidad que pululaba muy por debajo de línea de flotación.
Había elegido un traje de diseño exclusivo de color gris metálico, una camisa blanca de cuello alzado, con botones, una corbata azul ecléctico y unos zapatos negros de charol con cordones a juego con el traje.
Un dandi a mi lado se habría cortado las venas por no poder superarme en elegancia y distinción.
Portaba en mi mano el último modelo de teléfono móvil, de color rojo y con la pantalla táctil permanentemente iluminada para que destacara más.
Y llevaba un reloj suizo de doble tourbillón, con esfera blanca y números y agujas de color naranja.
Mientras bajaba a recoger mi coche recompuse el cuello de la chaqueta que estaba girado pues no era cuestión de dar el cante con un detalle tan insulso como este.
Abrí la puerta del garaje con el dispositivo de reconocimiento de pupila y una vez dentro, el vehículo tras detectar mi tarjeta, abrió la puerta, retiró el volante y el asiento giró desplazándose fuera del coche, permitiendo que me sentara cómodamente, después ambos volvieron a la posición programada para que yo no tuviera que hacer ningún esfuerzo y tres segundos después la puerta, tipo ala de gaviota, se cerró.
El sistema de navegación, leyó en mi mente a donde me dirigía, encendió el motor, puso el equipo audiovisual en marcha, con música de Bach interpretada por la filarmónica de Berlín, dirigida por Herbert Von Karajan y visualizando en la pantalla del navegador la ruta a seguir, en un lado, y del otro las últimas noticias acaecidas en el Mundo, arrancó.
Salí del edificio y enfilé el túnel subterráneo particular que me permitía acceder a la autopista sin tener que atravesar las calles colindantes a mi mansión.
El interior del vehículo se iluminó con una tenue luz azul, acorde a mi estado de ánimo que previamente había detectado el ordenador al leer las facciones de mi rostro.
Recorrí los treinta kilómetros que separan mi empresa del domicilio en doce minutos y cuando llegaba vi en el salpicadero una hormiga.
¡Por Dios! Una asquerosa hormiga en mi coche.
La miré y entonces me dio la sensación de que ella también me estaba observando y sin darme tiempo a reaccionar desapareció.
Creo que no se lo he dicho, pero soy un ecdótico y mi trabajo me obliga a buscar continuamente cualquier medio novedoso que pueda usarse para publicar textos, sobretodo desde que casi habían desaparecido los árboles y el papel artificial que se utilizaba era de muy mala calidad.
Los “junta letras”, como yo llamo a esos pobres seres, abocados a la extinción, y cuyo único afán es el seguir escribiendo historias para que después ya nadie las lea.
Su paulatina e inexorable desaparición librará al planeta de una lacra que para lo único que ha servido ha sido el fomentar la alienación de la gente y expandir teorías sibilinas que han provocado guerras, muerte y destrucción, por no decir de su culpabilidad en el aniquilamiento de los árboles.
Y a fe que si no fuera por los de mi profesión ya serían historia, pero historia hablada.
A pesar de ello mi trabajo era encontrar nuevos métodos de publicación y ello me llevó a descubrir la forma más revolucionaria de comunicación de la historia.
Hasta ahora, un libro debía recorrer una senda fija desde la imaginación de su autor a su publicación.
Pero un buen día pensé que todo esto era una pérdida de tiempo considerable y un gasto innecesario y me propuse cambiar el sistema.
Estuve barajando multitud de formas hasta que hace un año me sucedió algo que me ayudó a crear el “Pensalibro”.
¿Se han parado alguna vez a pensar cómo actúan, viven y perduran todos los seres vivientes de este planeta exceptuando a la raza humana?
¿No?, pues deberían fijarse tal y como yo lo hice.
Estaba un día paseando por los alrededores de la ciudad cuando de repente vi una hormiga junto a un resto de comida, que para ella debía ser como un tesoro, regresaba rauda y veloz sobre sus pasos dirigiéndose hacia su hormiguero, seguramente para comunicar su descubrimiento, cuando de repente se topó con una congénere suya.
Realizaron un pequeño ritual, supongo que a modo de saludo y tras él, la susodicha pareció transmitirle la localización exacta del tesoro.
Entonces, y sin perder tiempo, la segunda se marchó disparada en dirección al hormiguero situado no muy lejos de allí y la primera volvió sobre sus pasos hasta la comida.
Intrigado me esperé, entre otras razones porque no tenía nada que hacer en aquel momento.
Poco después regresó la amiga de la hormiga con un puñado de otros congéneres y una vez allí, entre todas desintegraron en mil pedazos aquel trozo de comida y se lo llevaron a su madriguera.
Hasta aquí todo normal, seguramente se dirán ustedes que si el rastro, el olor, etc. etc. y efectivamente no les faltará razón pero tras aquel rápido episodio y sin saber muy bien por qué, decidí quedarme a observarlas un rato más y cuál fue mi sorpresa cuando de repente la primera hormiga vino acompañada de otras tres y se detuvieron en el mismo lugar donde había encontrado el mendrugo.
Se entretuvieron un par de minutos y aquel diminuto ser estuvo explicándoles todo lo que había sucedido.
Yo continuaba mirando intrigado y más aun cuando la “maestra” se marchó y las tres alumnas empezaron a hablar entre ellas a golpes de antena.
De repente cada una de ellas cogió un camino y se dispersaron del lugar.
Seguí con la mirada a las tres hasta que me fue posible, después fui tras una de ellas elegida al azar.
La pequeña ando bastante tiempo, recorriendo lo que para ella debió ser una gran distancia hasta que encontró otro mendrugo de pan y se inició de nuevo el ritual.
Ahí es donde caí en la cuenta de que a ellas no les hacía falta escribir nada para comunicarse las noticias y fue en ese preciso instante cuando empecé a germinar la idea de que estaban utilizando algún sistema de comunicación que en ese momento no comprendía y que una vez conocí dio como resultado el “pensalibro”.
¿Para qué demonios tanto escribir si las cosas pueden transmitirse a través del pensamiento?
Pero me faltaba una pieza del rompecabezas para conseguir crear mi invento y era precisamente la más importante, ¿Cómo lo hacían?
Entonces decidí llevarme a aquel insecto a mi laboratorio y mientras la cogía del suelo me sentí observado por ella, de tal forma que me recordó a la hormiga del coche, pero enseguida deseché el pensamiento, ya que me pareció ridículo.
Allí intenté descubrir como se lanzaban sus mensajes y transmitían sus conocimientos.
La verdad es que no sabía ni por donde empezar, por lo que tras varias horas de observaciones en las que curiosamente ella pareció estar dispuesta a colaborar conmigo, dejé al animalillo en un recipiente, cerré la luz y me marché a mi casa a descansar.
A la mañana siguiente cuando regresé la encontré muerta.
Tuve un disgusto supino, pero al levantar la cabeza mi sorpresa fue mayor, al ver que las paredes del recipiente, ahora mortuorio, estaban impregnadas de una sustancia medio fluorescente y me lo llevé directamente al microscopio.
Aún no era consciente de que tenía la respuesta delante de mí y aun que lo intenté no conseguí dar con ella.
Esa noche cuando regresaba a casa mi coche se paró.
Intenté ponerlo en marcha pero me fue imposible.
Desesperado, lo dejé en el arcén y al ver que nadie se detenía para ayudarme comencé a andar por el páramo que bordeaba la autopista.
A medida que me alejaba de ella, las luces de los vehículos desaparecieron y la oscuridad me envolvió y el silencio se adueñó del ambiente.
Tras andar un rato me detuve pues a pesar de la negrura de la noche aquel sitio me resultó familiar.
Y efectivamente así fue, me encontraba en el mismo lugar donde había visto el episodio del mendrugo de pan y las hormigas.
Recuperado de la sorpresa indagué por los alrededores y de pronto me fijé que por el suelo, las piedras, los arbustos y los árboles había rastros de la misma sustancia que encontré en la caja de la hormiga fallecida.
Tal vez la utilizaban para marcar sus rutas o los lugares en los que podía haber alimento.
Pero había algo que no tenía lógica en todo aquello porque si eran señales para marcar alguna ruta, deberían tener continuidad.
Me acerqué hasta una de aquellas marcas y descubrí que era algo parecido a una escritura.
Y en esas estaba cuando me di cuenta de que una hormiga me miraba, aunque sólo fue un momento fugaz y desapareció rápidamente.
No entendía nada de lo que me estaba pasando hasta que pasados unos minutos comencé a oír un susurro, que paulatinamente fue transformándose en un fuerte zumbido y después en un sonido estridente y perturbador que me aturdía.
Asustado, me escondí detrás de un árbol junto a unas rocas.
Y sin saber cómo, empezaron a aparecer de la nada cientos, miles, tal vez millones de hormigas. Salían de todas partes y se podían ver perfectamente a pesar de la oscuridad porque brillaban por estar impregnadas de la misteriosa sustancia.
Empecé a temer por mi vida ya que toda aquella marabunta venía directamente hacia mí.
De repente, cuando las primeras estuvieron cerca se detuvieron y en oleadas, una tras otra, fueron depositando, justo a mis pies, el líquido que llevaban, para ello se contoneaban como hacen los perros para secarse si se mojan.
Durante más de una hora continuaron con el ritual mientras yo permanecía en mi escondrijo temblando de miedo.
Tras haber pasado las últimas, desaparecieron tan rápido como habían venido y volvió a reinar el silencio.
Estaba temblando y tardé un rato en salir para ver mejor aquella montaña de material fluorescente que era más alta que yo.
Tras unos instantes de desconcierto la rodeé y entonces descubrí algo escrito en el suelo hecho con el mismo material y que decía lo siguiente:
“Dios te lo envía, utilízalo para comunicaros, dejad de talar árboles para hacer papel y así nuestro planeta se salvará”.
Y así lo hice.
Lo utilicé para crear el “Pensalibro”, basado en su forma de comunicación, es decir, la sustancia captura los pensamientos y éstos se trasmiten de un cerebro a otro sin necesidad de tener que escribir nada ni gastar toneladas de papel.
Y desde entonces la tala de árboles ha disminuido, incluso se reforesta más de lo que se tala y el planeta está recuperándose.
¿Y yo?
Pues ya ven, más forrado y feliz, pero eso sí, ahora he cambiado y estoy empleando mi tiempo, esfuerzo y fortuna para ayudar a los demás.
De hecho, estoy considerado como el mejor filántropo del mundo.
Y detrás de mi casa, justo en el centro de un bosque que hice plantar, hay un gigantesco hormiguero en el que mis “amigas” las hormigas siguen produciendo el “Néctar de Dios” con el que puedo seguir fabricando los “Pensalibros”.
lunes, 25 de enero de 2010
Saturado
Saturado estoy de muchas cosas. Vivir en este caótico mundo acaba pasando factura tarde o temprano. Me satura el terrorismo, pero también los extremistas, los independentistas, los separatistas y en general todo aquel que no es capaz de vivir en un mundo unido, que no único. Ahora que las nuevas tecnologías han roto las distancias y ayudan a estar las veinticuatro horas comunicado con quien se quiera, intentar poner puertas al campo, como dice la frase, es imposible. Unámonos para luchar contra esa lacra y consigamos liberar al mundo de ellos. Me satura también la violencia en las parejas y en general cualquiera de ellas. Los niños explotados en todos el mundo tanto para sostener negocios multi millonarios a cuesta de esclavizarlos como abusar de ellos en el sórdido mundo del sexo infantil. Me satura que me saturen y en ello están los ineptos, por no llamarles otra cosa, que gobiernan esta región y el país, conseguirán acabar con nosotros si no ponemos remedio antes. En fin, saturado si que estoy pero también con ganas de vivir y hacer muchas cosas, pintar, escribir, soñar, escuchar música, pasear, beber y comer, y deleitarme con todas las maravillas que a pesar de nosotros nos da el mundo.
Carta de amor
Aquí tenéis la carta que he enviado para un concurso de cartas de amor, atípica donde las haya pero sin duda intensa y fuerte. ¿Por qué no puede ser así el amor?.
Te quiero hasta el más allá.
Te juro que no sé por dónde empezar, esto se me ha ido de las manos aunque intento controlar ya no puedo. Creí iluso de mí que tú sentías lo mismo que yo o al menos que era algo parecido. Sabes que he hecho todo lo posible por cimentar nuestra relación que del amor exacerbado a degenerado en un vacío desesperante. Caray con tu vocabulario es increíble que de tu boca pueda salir rebuznos de tal calibre. Pero como comprenderás yo tampoco voy a quedarme callado y por eso he decidido escribirte estas líneas. Deseando estoy que cuando las leas te des cuenta de lo que has tirado por la borda y seas consciente de lo que pudo llegar a ser nuestra relación si tú, en tu locura irracional no la hubieras torpedeado acabando no solo con ella sino que casi lo haces conmigo. Sí, casi conseguiste que me quitara la vida. Desesperado, desorientado y lleno de rabia perdí el control de mí mismo y descendí a los infiernos de la droga y la bebida y de allí, pasando por una depresión espantosa decidí acabar con todo. Pensé, iluso de mí, que yo era el problema y que, como dice el dicho “muerto el perro se acabó la rabia” despareciendo de la faz de la tierra todo volvería a su cauce. Que errado iba y cuan ciego estaba, porque sabes mi amor, tú y solo tú eres el problema e hizo falta verme cara a cara con la muerta para darme cuenta de ello. Mira que tuve señales avisándome, que podrían haberme abierto los ojos, pero ni por esas, pues ya no veía tres en un burro. Sentía que te iba perdiendo pero qué quieres que te diga, ni por esas lo entendí. Ni siquiera el día que regresé a casa pronto y te encontré en la cama con aquel desgraciado, sí ese ¿Cómo se llamaba? Porque tú en el colmo del cinismo me lo presentaste. Ni “cariño no es lo que parece” ni nada de nada, allí delante de mí, de pié y desnudos hiciste los honores y yo, imbécil redomado, le di la mano como si aquello fuera una reunión de amigos y tú la anfitriona, aunque he de reconocer que en ese momento estabas esplendorosa. Me encantas vestida, desnuda, en bikini y de todas formas, que le voy a hacer. Pero que digo, ¿lo ves? Me haces desvariar y ya pierdo la noción de lo que es real y de lo que son emociones aunque a estas se les llame erróneamente amor. ¿Y cuando acudí a aquel bar y te encontré en brazos de otro? Le estabas besando hasta en el carnet de identidad, ¡zorra! Sí, eres una mujer rastrera pero ese día he de reconocer que estuviste esplendorosa en tu papel de prostituta barata. Saturado estoy de tus líos extra conyugales y de tus salidas de madre, de verdad que me tienes harto y ahora que definitivamente va a llegar el final de esta ilógica y desastrosa relación aún se me hinchan más las pelotas. ¡Tía! De verdad que eres increíble ¿Acaso te di motivos para que me trataras así¿ he bebido los vientos por ti, he besado la tierra que pisabas, te ponía alfombras rojas para que las pisaras, iba esparciendo pétalos de rosas para que cuando pasaras notaras el olor a primavera y te sintieras como una mariposa en verano, sí, así de iluso me comportaba mientras tú, a mis espaldas, me ibas clavando puñales uno tras otro y chupabas la sangre que manaba para alimentar tus nauseabundos instintos que por cierto no perdías un segundo en darles rienda suelta a todos y cada uno de ellos. Cariño, sabes lo que te digo, que te den. Desde ahora mismo me siento liberado de ti y no solo te deseo lo peor sino que haré lo posible para que tu vida, a partir de ahora, sea un verdadero infierno. Un detalle se me pasaba por alto y es que no quiero que te vayas sin que sepas que sé lo tuyo con mi propio hermano. Sí, con Enrique, con el cerdo del que ya no es ni será nunca más hermano. ¿Por qué lo hiciste con él? De verdad ¿Tanto daño querías hacerme? Si realmente ese era tu objetivo debo darte mi más sincera enhorabuena ya que lo conseguiste hasta límites que seguramente te esperabas. Pero quiero que sepas que tú y solo tú eres la culpable de su fallecimiento ya que lo maté anoche aprovechando que vino a casa, el muy cínico, a pedirme si sabía donde estabas. Pero tranquila, por si te consuela, no sufrió porque le cercené la cabeza con el machete que tengo en el comedor de decoración. Gritó pero su exclamación quedó ahogada por el volumen del televisor, que previamente había puesto al máximo. Sigo teniendo en la retina sus ojos prácticamente fuera de sus órbitas mientras su boca hacía una última mueca mientras caía irremediablemente al suelo y su cuerpo se desplomaba inerte y sin vida. Ves, cariño, uno menos y ya solo quedas dos. ¿Sorprendida? ¿Te asusta descubrir la realidad? Pues sí, maté también a aquel individuo del bar y lo hice nada más irte tú realizando por cierto un auténtico teatro con tus gritos histriónicos y tus gestos exagerado al verte sorprendida in fraganti. También hice desaparecer a aquel borde, si el que me presentaste desnudo y debo decirte que no se perdió mucho ya que lloró como un cobarde implorando que no lo matara, me repugnan esos tíos que no son capaces de mantener la compostura cuando se ven en un aprieto aunque este les vaya a costar la vida. El Camarero del bar de la esquina también lloró antes de morir, otro miserable sin valor para soportarlo. Y ahora, mi vida, voy a ir a por ti. No habrá rincón en esta tierra donde puedas esconderte y para que veas que voy a jugar limpio te lo aviso por escrito ya que no voy a aceptar ninguna excusa cuando vayas a morir del tipo de “¿Que vas a hacer?”, odio a la gente ignorante y a la que nunca se entera de lo que le va a pasar aunque ello sea muy evidente. Por cierto, para ese momento me encantaría que estuvieras desnuda o no, mejor, que llevaras ese mínimo camisón que tanto me encanta y que deja entrever tu sexo afeitado y rosado. Ese que tantas veces he podido saborear y que nunca me canso de hacerlo. Y te ruego que tampoco te pongas sostenes ya que esos pechos tuyos, tan tersos y con esos enormes pezones rosados aumentando por segundos, me excitan una “jartá”. Hazlo aunque sea cumplir con mi última voluntad o ¿Debería decir tú última?, bueno, no me líes ahora, hazlo y punto. Bueno cariño mío, creo que ya nos hemos dicho todo lo que nos teníamos que decir, en cuanto haya echado esta carta al buzón iré preparando el material para ir a por ti. Va a ser una cacería interesante o mejor un juego del ratón y el gato en el que tú bordarás seguramente el papel del pequeño roedor asustado y huidizo. No te lo vas a creer pero hoy he ido al médico y me ha dado unas pastillitas para la ansiedad y un volante para que vaya al psicólogo y como yo soy una persona muy obediente ya he pedido hora al especialista y me la ha dado para dentro de cinco meses. Siento que para esas fechas no puedas enterarte de lo que tengo ya que estarás muerta. Pero sin duda, estés donde estés seguro que te alegrarás por mí, ya que con un buen tratamiento seguramente superaré esa locura que me embarga y ahoga aunque como tú bien sabes és una locura de amor. Sí, de amor por ti. Te quiero como a nadie en el mundo, te quiero como el primer día que nos conocimos. Te quiero y te querré siempre. Y como no creo que dudes de mis sentimientos y para que veas que los antepongo a mi mismo te garantizo que tendrás un entierro digno de una princesa, tanto que hasta la propia Diana de Gales se va a morir de envidia dentro de su ataúd. Voy terminando que el tiempo apremia y quiero acabar pronto con esto. Prepárate amor mío. Te quiere tu Ángel. P.d. Seguramente cuando recibas esta misiva vas a ir a la policía pero no va a servirte de nada. El destino de nuestro amor acabará triunfando. No hagas esfuerzos inútiles, solo lograrán cansarte y entonces, cuando llegue el momento, tu aspecto puede no ser el que yo espero. Princesa, relájate y no busques alargar esta situación, busca en tu corazón y verás que en él aún quedan muestras de nuestro apasionado e intenso romance, convéncete de que és la única salida y así en comunión conmigo muere feliz y todos nos recordarán e idolatrarán por el resto del tiempo hasta el fin de los días amén.
Jack the butcher
martes, 5 de enero de 2010
2010 (2)
2010 ya ha empezado y sin hacer buenos propósitos he retomado mi vida literaria corrigiendo la tercera novela que pretendo editar titulada "La odisea de Noé", de la que os iré dando información y que de momento os he dado el borrador del primer capítulo. Y además he vuelto a cojer los pinceles y he vuelto a pintar un cuadro al oleo, eso si por encargo pero da igual la motivación lo importante es que estoy vivo de nuevo pictóricamente hablando. Los reyes me han traído un nuevo ordenador portátil, un jersey azul "Tintín" y el libro de Dan Brown "El símbolo perdido", que viene junto con la película de "Ángeles y demonios". Además en lo que llevamos de año he vuelto a rescatar a mi perrito Boss de un nuevo achaque. En fin como veis estoy bastante liado, pero eso es la salsa de la vida. Salu2
2010
domingo, 27 de diciembre de 2009
"La odisea de Noé" 1er capítulo.
Capítulo 1
Allan
Góndola
- Listos para la apertura de la escotilla.
- De acuerdo. En un instante estaré preparado.
- OK. Allan.
Tras cinco años de preparación y siete de viaje el momento deseado y en cierta manera temido había llegado.
La pérdida de la Nave interestelar Destiny cuando iba de camino a Saturno para fundar la primera colonia terráqueo-marciana en una de las lunas de ese planeta supuso además de una gran pérdida tanto en vidas como económica, una enorme conmoción en los dos planetas. Se habían generado grandes expectativas en ese objetivo dada la importancia que tendría una colonia allí con el fin de ayudar a que la humanidad diese el salto más allá del sistema solar. La situación en la tierra era crítica y en Marte empezaba a serlo también ya que las expectativas creadas en el planeta como segunda “tierra” se habían quedado en eso, solo expectativas porque a pesar de tener agua en el subsuelo estaba resultando más inhóspito de lo esperado. En la Tierra, las barbaridades cometidas por los humanos se habían cargado irreversiblemente el medioambiente y las pandemias asolaban todo el planeta, agravado por el cambio climático con todas las consecuencias que ello aportaba.
Las causas que habían provocado la trágica desaparición de la nave seguían desconociéndose. Únicamente se habían creado especulaciones sin ningún fundamento. Y los poderes mediáticos habían utilizado el misterio para culpar a los poderes públicos y a los que auspiciaron el proyecto acusándoles de negligencia.
Se generó una corriente de opinión que se tradujo en decenas de proyectos, todos ellos descabellados, para ir al rescate de la nave y aunque alguno de ellos se intentó, fracasaron estrepitosamente, terminando la mayoría en tragedias.
Con el tiempo, se una losa cubrió la tragedia e hizo que poco a poco pasara al olvido.
Cien años después, el gobierno mundial, a través del departamento de astronáutica desempolvó la historia y se planteó la posibilidad de ir al rescate de la malograda nave. Lo presentaron como la última posibilidad para conseguir salvar a la raza humana ya que si lo que sucedió se podía arreglar se iba a continuar con el proyecto inicial.
Cinco años después y con la presencia de los presidentes de la Tierra y Marte, se hizo la presentación oficial de la nave, bautizándola con el nombre de Rescue, construida ex profeso para la misión.
El diseño, tamaño, y motores de la nave se diseñaron y construyeron para poder llegar lo más rápido posible hasta el lugar donde se suponía que estaba la nave desaparecida.
Un mes después partieron hacia su destino, no sin antes tener que pasar el trámite de los medios de comunicación, prensa, televisión y radio en los que se comprometieron a no regresar sin traer noticias de la nave y resolver así que era lo que había provocado su desaparición.
La tripulación de la Rescue estaba compuesta por seis astronautas profesionales, tres científicos seleccionados de entre todos los que se presentaron voluntarios y un miembro de las fuerzas de seguridad mundial.
El capitán de la nave, era el más veterano de todos y al volver de la misión tenía previsto jubilarse. Le acompañaban seis astronautas, tres hombres y dos mujeres. Los científicos eran un químico, un físico y una ingeniera aeronáutica. El Miembro de seguridad, en el caso de que se localizara la nave Allan iba a ser el encargado de subir a ella en primer lugar, acompañado por los científicos y uno de los astronautas.
El viaje había transcurrido sin incidentes importantes salvo la enfermedad pasajera de una de las astronautas que tuvo en vilo a toda la tripulación un par de semanas. Afortunadamente se repuso y el viaje continuó.
Dada la duración del trayecto los científicos estuvieron hibernados casi todo el viaje y los tripulantes se turnaron en periodos de dos años, hasta que cuando solo faltaban unos seis meses para llegar toda la tripulación despertó. Y veinte días antes llegó el momento más esperado. El radar de la nave detectaba un objeto grande a unos diez días de viaje que estaba girando en torno a Saturno.
A partir de ese momento la inquietud y nerviosismo se apoderó de la tripulación de la Rescue. A pesar de que la preparación tanto física como psíquica había sido ardua la naturaleza humana se acabó imponiendo.
La primera vez que pudieron ver directamente a la Destiny les causó también una gran conmoción, pues aquella inmensa nave superaba la idea que se habían hecho de ella. Como precaución se detuvieron a unos veinticinco kilómetros de distancia, en una órbita estacionaria paralela que evitaba la posibilidad de ser atraídos hacia la nave accidentada ya que la gravedad que generaba su masa era enorme y en caso de impacto la diferencia de tamaño entre ambas habría sido perjudicial para la Rescue.
Después de escanear y examinar aquella enorme estructura y de intentar comunicarse con ella se tomó la decisión de abordarla. Tal y como estaba planeado, los tres científicos, un astronauta y el miembro de seguridad, embarcarían en la góndola, un pequeña nave diseñada al efecto, para trasladarse hasta allí. Una de las peculiaridades de la góndola era la de tener una escotilla diseñada para acoplarse a la nave. Para hacerla se emplearon los antiguos planos que se tenían de la construcción de la nave. Planos que se recuperaron incompletos pero en los que afortunadamente había los del diseño de los conductos de entrada y salida de la nave con su sistema de compuertas y escotillas. De no haber tenido esta información habría sido casi imposible realizar aquella misión ya que el acceso a la Destiny no se hubiera podido hacer sin dañar la nave ya que la alternativa era la voladura de las compuertas con el riesgo que ello comportaba.
Tras una rápida reunión con el capitán en el que éste les dio las ultimas instrucciones y les deseo suerte, todos los expedicionarios se dirigieron a la sala de embarque donde se colocaron los trajes presurizados con el equipo que les permitiría respirar autónomamente y tras acceder a la pequeña nave y colocarse en sus cinco asientos, ésta se separó de la Rescue iniciando su corto trayecto de apenas diez minutos durante los cuales todos estuvieron en silencio.
A medida que se acercaban, la Destiny iba imponiendo su tamaño descomunal hasta que llegó a ocupar todo el horizonte visible desde la lanzadera, eclipsando incluso al planeta Saturno.
El plan previsto era el de acceder a la nave por el módulo uno en el que estaba ubicado el puente de. La posibilidad de que hubiese radiaciones letales, procedentes del motor de la nave debido a lo que pudiera haber sucedido, hacía que se tomase la precaución de alejarse lo máximo posible de él. Además se consideró que en el puente de mando era donde podrían hallarse pruebas de lo sucedido.
Cuando pasaban por delante del módulo cuatro, al que se había bautizado con el apodo de “el arca de Noé”, Allan, observó un destello luminoso en su interior lo que le llamó la atención, pero cuando intentaba averiguar donde se había producido vio otra. Sorprendido se lo comunicó por radio al capitán de la Rescue, y le pidió autorización para desplazarse hasta ese módulo para averiguar el origen de las misteriosas luces lo que iba a alterar los planes de exploración de la nave. El capitán aceptó no de muy buen grado pero le recordó que debía tomar todas las precauciones posibles para evitar desgracias.
Lentamente llegaron hasta la escotilla por la que habían previsto el acceso a la nave. La maniobra de resultó un éxito y el acoplamiento entre las dos naves se ejecutó sin problemas.
Enzo, detuvo el motor de la góndola.
El acceso a la Destiny se iba a realizar según lo programado entrando primero Allan acompañado de Lisa, la ingeniera, después lo harían los otros dos científicos y finalmente el astronauta. Este último no abandonaría las inmediaciones del puerto de atraque de la Góndola, vigilando para que no hubiera problemas.
Justo en el momento en que Allan estaba entrando a la zona de salida de la Góndola, la gigantesca nave tembló y zarandeó a la pequeña nave que estaba adherida a ella. Hubo unos segundos de histeria controlada, aunque se calmaron rápidamente y continuaron con la operación después de cerciorarse de que no se producían réplicas del temblor.
Los instrumentos de la Rescue detectaron también la convulsión que se produjo en la nave y tras realizar una serie de comprobaciones cuyo resultado fue infructuoso dieron luz verde a la tripulación de la Góndola para que continuara adelante con el procedimiento de entrada en la nave.
Entonces resonó la voz del miembro de seguridad que esperaba entrar comunicándoles que estaba preparado.
- Cuando queráis.
- OK, Allan, adelante.
El ruido de la descompresión del habitáculo al abrirse las dos compuertas, resonó dentro del cerebro de Allan, y le provocó una gran tensión. A pesar de su experiencia y preparación, titubeó un instante pero atento al final de la maniobra de apertura continuó con su cometido.
Aunque lo tenían previsto lo primero que le sorprendió fue la oscuridad total que había dentro de la nave y que le daba un aspecto siniestro. Traspasó las compuertas con cierta dificultad ya que eran bastante angostas para el tamaño de su traje. Cuando estuvo en el interior y gracias a las dos linternas incorporadas en los laterales de su casco pudo comenzar a ver el contorno que le rodeaba. Todo parecía estar en su sitio pero el aspecto general de la sala era inquietante. Tras inspeccionar los alrededores y ver que no había peligro aparente se comunicó con la góndola, en la que esperaban impacientes oír de nuevo su voz.
- Góndola, terreno despejado. Proceded a entrar.
- Aquí góndola, recibido mensaje. Allá vamos.
Consciente de que tardarían algunos minutos en acceder al interior de la nave, Allan decidió seguir indagando. No se veía ningún indicio que indicara que allí hubiese sucedido una hecatombe o por lo menos aquella era su impresión mientras se iba adentrando aquel enorme puerto de atraque. Caminaba entre altas estanterías en las que había montones de cajas de distintos tamaños y colores, seguramente todo aquel ingente material estaba dispuesto para ser trasladado a la colonía en el caso de que hubieran llegado a su destino. En alguno de los pasillos había toros que habían servido para ir apilando todo aquel material. Vio incluso cajas cuyas etiquetas indicaban que contenían alimentos lo que reforzó su teoría de que realmente estaban preparándose para el final de su interrumpida aventura. Había perdido la noción del tiempo y de pronto retornó a la realidad y decidió regresar al muelle de atraque, estaba algo alterado y ansioso por reunirse de nuevo con sus compañeros, aquella soledad no le gustaba nada por lo que comenzó a retroceder sobre sus pasos y regresar así a la compuerta de entrada.
De pronto creyó ver luz detrás de una de las compuertas que estaban al fondo de la sala. Intrigado y algo sorprendido decidió acercarse hasta allí, retrasando su vuelta a la compuerta donde esperaba ver entrar a sus compañeros. Caminó rápido ya que no quería perder mucho tiempo y además temía que si le sucedía algo los demás podían tener problemas para encontrarle. Iba esquivando algunas cajas que estaban tiradas en el suelo obstaculizándole pero al ir más atento a la extraña luz que a lo que tenía delante tropezó y cayó de bruces al suelo. Debido a que la gravedad dentro de la nave era prácticamente la misma que en la tierra se dio un fuerte batacazo. Quedó ligeramente conmocionado tirado en el suelo y cuando estaba recuperándose notó que le estaba agarrando y le arrastraban. El pánico se apoderó de él. Comenzó a gritar e instintivamente se giró para intentar liberarse de aquello que le estaba atacando.
Solo la suerte hizo que en su acción defensiva no hiriese a la ingeniera, que era la que al entrar en la sala vio como se caía y se acercó corriendo lo que le permitió el pesado traje para ayudarle.
Sentado en el suelo y sudando a mares se disculpó con Lisa, que asustada por su reacción le había soltado alejándose de él para no resultar herida.
La llegada de los demás expedicionarios hizo que los dos se calmaran, y entre todos le ayudaron a levantarse y después de comprobar que su traje no había sufrido ningún daño decidieron continuar con su objetivo.
Allan
Góndola
- Listos para la apertura de la escotilla.
- De acuerdo. En un instante estaré preparado.
- OK. Allan.
Tras cinco años de preparación y siete de viaje el momento deseado y en cierta manera temido había llegado.
La pérdida de la Nave interestelar Destiny cuando iba de camino a Saturno para fundar la primera colonia terráqueo-marciana en una de las lunas de ese planeta supuso además de una gran pérdida tanto en vidas como económica, una enorme conmoción en los dos planetas. Se habían generado grandes expectativas en ese objetivo dada la importancia que tendría una colonia allí con el fin de ayudar a que la humanidad diese el salto más allá del sistema solar. La situación en la tierra era crítica y en Marte empezaba a serlo también ya que las expectativas creadas en el planeta como segunda “tierra” se habían quedado en eso, solo expectativas porque a pesar de tener agua en el subsuelo estaba resultando más inhóspito de lo esperado. En la Tierra, las barbaridades cometidas por los humanos se habían cargado irreversiblemente el medioambiente y las pandemias asolaban todo el planeta, agravado por el cambio climático con todas las consecuencias que ello aportaba.
Las causas que habían provocado la trágica desaparición de la nave seguían desconociéndose. Únicamente se habían creado especulaciones sin ningún fundamento. Y los poderes mediáticos habían utilizado el misterio para culpar a los poderes públicos y a los que auspiciaron el proyecto acusándoles de negligencia.
Se generó una corriente de opinión que se tradujo en decenas de proyectos, todos ellos descabellados, para ir al rescate de la nave y aunque alguno de ellos se intentó, fracasaron estrepitosamente, terminando la mayoría en tragedias.
Con el tiempo, se una losa cubrió la tragedia e hizo que poco a poco pasara al olvido.
Cien años después, el gobierno mundial, a través del departamento de astronáutica desempolvó la historia y se planteó la posibilidad de ir al rescate de la malograda nave. Lo presentaron como la última posibilidad para conseguir salvar a la raza humana ya que si lo que sucedió se podía arreglar se iba a continuar con el proyecto inicial.
Cinco años después y con la presencia de los presidentes de la Tierra y Marte, se hizo la presentación oficial de la nave, bautizándola con el nombre de Rescue, construida ex profeso para la misión.
El diseño, tamaño, y motores de la nave se diseñaron y construyeron para poder llegar lo más rápido posible hasta el lugar donde se suponía que estaba la nave desaparecida.
Un mes después partieron hacia su destino, no sin antes tener que pasar el trámite de los medios de comunicación, prensa, televisión y radio en los que se comprometieron a no regresar sin traer noticias de la nave y resolver así que era lo que había provocado su desaparición.
La tripulación de la Rescue estaba compuesta por seis astronautas profesionales, tres científicos seleccionados de entre todos los que se presentaron voluntarios y un miembro de las fuerzas de seguridad mundial.
El capitán de la nave, era el más veterano de todos y al volver de la misión tenía previsto jubilarse. Le acompañaban seis astronautas, tres hombres y dos mujeres. Los científicos eran un químico, un físico y una ingeniera aeronáutica. El Miembro de seguridad, en el caso de que se localizara la nave Allan iba a ser el encargado de subir a ella en primer lugar, acompañado por los científicos y uno de los astronautas.
El viaje había transcurrido sin incidentes importantes salvo la enfermedad pasajera de una de las astronautas que tuvo en vilo a toda la tripulación un par de semanas. Afortunadamente se repuso y el viaje continuó.
Dada la duración del trayecto los científicos estuvieron hibernados casi todo el viaje y los tripulantes se turnaron en periodos de dos años, hasta que cuando solo faltaban unos seis meses para llegar toda la tripulación despertó. Y veinte días antes llegó el momento más esperado. El radar de la nave detectaba un objeto grande a unos diez días de viaje que estaba girando en torno a Saturno.
A partir de ese momento la inquietud y nerviosismo se apoderó de la tripulación de la Rescue. A pesar de que la preparación tanto física como psíquica había sido ardua la naturaleza humana se acabó imponiendo.
La primera vez que pudieron ver directamente a la Destiny les causó también una gran conmoción, pues aquella inmensa nave superaba la idea que se habían hecho de ella. Como precaución se detuvieron a unos veinticinco kilómetros de distancia, en una órbita estacionaria paralela que evitaba la posibilidad de ser atraídos hacia la nave accidentada ya que la gravedad que generaba su masa era enorme y en caso de impacto la diferencia de tamaño entre ambas habría sido perjudicial para la Rescue.
Después de escanear y examinar aquella enorme estructura y de intentar comunicarse con ella se tomó la decisión de abordarla. Tal y como estaba planeado, los tres científicos, un astronauta y el miembro de seguridad, embarcarían en la góndola, un pequeña nave diseñada al efecto, para trasladarse hasta allí. Una de las peculiaridades de la góndola era la de tener una escotilla diseñada para acoplarse a la nave. Para hacerla se emplearon los antiguos planos que se tenían de la construcción de la nave. Planos que se recuperaron incompletos pero en los que afortunadamente había los del diseño de los conductos de entrada y salida de la nave con su sistema de compuertas y escotillas. De no haber tenido esta información habría sido casi imposible realizar aquella misión ya que el acceso a la Destiny no se hubiera podido hacer sin dañar la nave ya que la alternativa era la voladura de las compuertas con el riesgo que ello comportaba.
Tras una rápida reunión con el capitán en el que éste les dio las ultimas instrucciones y les deseo suerte, todos los expedicionarios se dirigieron a la sala de embarque donde se colocaron los trajes presurizados con el equipo que les permitiría respirar autónomamente y tras acceder a la pequeña nave y colocarse en sus cinco asientos, ésta se separó de la Rescue iniciando su corto trayecto de apenas diez minutos durante los cuales todos estuvieron en silencio.
A medida que se acercaban, la Destiny iba imponiendo su tamaño descomunal hasta que llegó a ocupar todo el horizonte visible desde la lanzadera, eclipsando incluso al planeta Saturno.
El plan previsto era el de acceder a la nave por el módulo uno en el que estaba ubicado el puente de. La posibilidad de que hubiese radiaciones letales, procedentes del motor de la nave debido a lo que pudiera haber sucedido, hacía que se tomase la precaución de alejarse lo máximo posible de él. Además se consideró que en el puente de mando era donde podrían hallarse pruebas de lo sucedido.
Cuando pasaban por delante del módulo cuatro, al que se había bautizado con el apodo de “el arca de Noé”, Allan, observó un destello luminoso en su interior lo que le llamó la atención, pero cuando intentaba averiguar donde se había producido vio otra. Sorprendido se lo comunicó por radio al capitán de la Rescue, y le pidió autorización para desplazarse hasta ese módulo para averiguar el origen de las misteriosas luces lo que iba a alterar los planes de exploración de la nave. El capitán aceptó no de muy buen grado pero le recordó que debía tomar todas las precauciones posibles para evitar desgracias.
Lentamente llegaron hasta la escotilla por la que habían previsto el acceso a la nave. La maniobra de resultó un éxito y el acoplamiento entre las dos naves se ejecutó sin problemas.
Enzo, detuvo el motor de la góndola.
El acceso a la Destiny se iba a realizar según lo programado entrando primero Allan acompañado de Lisa, la ingeniera, después lo harían los otros dos científicos y finalmente el astronauta. Este último no abandonaría las inmediaciones del puerto de atraque de la Góndola, vigilando para que no hubiera problemas.
Justo en el momento en que Allan estaba entrando a la zona de salida de la Góndola, la gigantesca nave tembló y zarandeó a la pequeña nave que estaba adherida a ella. Hubo unos segundos de histeria controlada, aunque se calmaron rápidamente y continuaron con la operación después de cerciorarse de que no se producían réplicas del temblor.
Los instrumentos de la Rescue detectaron también la convulsión que se produjo en la nave y tras realizar una serie de comprobaciones cuyo resultado fue infructuoso dieron luz verde a la tripulación de la Góndola para que continuara adelante con el procedimiento de entrada en la nave.
Entonces resonó la voz del miembro de seguridad que esperaba entrar comunicándoles que estaba preparado.
- Cuando queráis.
- OK, Allan, adelante.
El ruido de la descompresión del habitáculo al abrirse las dos compuertas, resonó dentro del cerebro de Allan, y le provocó una gran tensión. A pesar de su experiencia y preparación, titubeó un instante pero atento al final de la maniobra de apertura continuó con su cometido.
Aunque lo tenían previsto lo primero que le sorprendió fue la oscuridad total que había dentro de la nave y que le daba un aspecto siniestro. Traspasó las compuertas con cierta dificultad ya que eran bastante angostas para el tamaño de su traje. Cuando estuvo en el interior y gracias a las dos linternas incorporadas en los laterales de su casco pudo comenzar a ver el contorno que le rodeaba. Todo parecía estar en su sitio pero el aspecto general de la sala era inquietante. Tras inspeccionar los alrededores y ver que no había peligro aparente se comunicó con la góndola, en la que esperaban impacientes oír de nuevo su voz.
- Góndola, terreno despejado. Proceded a entrar.
- Aquí góndola, recibido mensaje. Allá vamos.
Consciente de que tardarían algunos minutos en acceder al interior de la nave, Allan decidió seguir indagando. No se veía ningún indicio que indicara que allí hubiese sucedido una hecatombe o por lo menos aquella era su impresión mientras se iba adentrando aquel enorme puerto de atraque. Caminaba entre altas estanterías en las que había montones de cajas de distintos tamaños y colores, seguramente todo aquel ingente material estaba dispuesto para ser trasladado a la colonía en el caso de que hubieran llegado a su destino. En alguno de los pasillos había toros que habían servido para ir apilando todo aquel material. Vio incluso cajas cuyas etiquetas indicaban que contenían alimentos lo que reforzó su teoría de que realmente estaban preparándose para el final de su interrumpida aventura. Había perdido la noción del tiempo y de pronto retornó a la realidad y decidió regresar al muelle de atraque, estaba algo alterado y ansioso por reunirse de nuevo con sus compañeros, aquella soledad no le gustaba nada por lo que comenzó a retroceder sobre sus pasos y regresar así a la compuerta de entrada.
De pronto creyó ver luz detrás de una de las compuertas que estaban al fondo de la sala. Intrigado y algo sorprendido decidió acercarse hasta allí, retrasando su vuelta a la compuerta donde esperaba ver entrar a sus compañeros. Caminó rápido ya que no quería perder mucho tiempo y además temía que si le sucedía algo los demás podían tener problemas para encontrarle. Iba esquivando algunas cajas que estaban tiradas en el suelo obstaculizándole pero al ir más atento a la extraña luz que a lo que tenía delante tropezó y cayó de bruces al suelo. Debido a que la gravedad dentro de la nave era prácticamente la misma que en la tierra se dio un fuerte batacazo. Quedó ligeramente conmocionado tirado en el suelo y cuando estaba recuperándose notó que le estaba agarrando y le arrastraban. El pánico se apoderó de él. Comenzó a gritar e instintivamente se giró para intentar liberarse de aquello que le estaba atacando.
Solo la suerte hizo que en su acción defensiva no hiriese a la ingeniera, que era la que al entrar en la sala vio como se caía y se acercó corriendo lo que le permitió el pesado traje para ayudarle.
Sentado en el suelo y sudando a mares se disculpó con Lisa, que asustada por su reacción le había soltado alejándose de él para no resultar herida.
La llegada de los demás expedicionarios hizo que los dos se calmaran, y entre todos le ayudaron a levantarse y después de comprobar que su traje no había sufrido ningún daño decidieron continuar con su objetivo.
viernes, 25 de diciembre de 2009
La crisis no perdona a nadie
domingo, 20 de diciembre de 2009
martes, 8 de diciembre de 2009
domingo, 6 de diciembre de 2009
sábado, 5 de diciembre de 2009
Mis compis del curre.
domingo, 29 de noviembre de 2009
Volvemos al trabajo....
Tania Gutierrez
Agradecimientos
Quiero agradecer a las siguientes personas, entidades y empresas que colaboraron desinteresadamente la mayoría en que la presentación de mi segunda novela "¡La vida es muy dura!" llegara a buen puerto, y si me dejo a alguien pido disculpas y deseo que se vea reflejado en este agradecimiento colectivo.
Restaurante La Caseta (Todo el personal)
Bodegas Maciá Batle
Bodegas de Santa Eugenia
Pedro Rigo
Damián Rigo
Click estudio fotográfico
José Antonio Rengel
Tania Gutiérrez
Alicia guerrero
Catimari Llompart
Margarita
Laura
Ars nova (Marisa Y tania)
Xisco barcelo
TGSS
Antonio Comas
UH
Pedro prieto
IB3
Antonio Muela
S esquelló
Pedro Siquier
Copyritgh
Toni y Marga de Sa pobla
Raul Valls
Pep Cabot
Al personal de seguridad de la TGSS
Jaume Sureda
Samanta Pinya
Marina Llopis
Jose María Miró
y a todos los que de alguna forma hayan colaborado en el proyecto.
Restaurante La Caseta (Todo el personal)
Bodegas Maciá Batle
Bodegas de Santa Eugenia
Pedro Rigo
Damián Rigo
Click estudio fotográfico
José Antonio Rengel
Tania Gutiérrez
Alicia guerrero
Catimari Llompart
Margarita
Laura
Ars nova (Marisa Y tania)
Xisco barcelo
TGSS
Antonio Comas
UH
Pedro prieto
IB3
Antonio Muela
S esquelló
Pedro Siquier
Copyritgh
Toni y Marga de Sa pobla
Raul Valls
Pep Cabot
Al personal de seguridad de la TGSS
Jaume Sureda
Samanta Pinya
Marina Llopis
Jose María Miró
y a todos los que de alguna forma hayan colaborado en el proyecto.
sábado, 28 de noviembre de 2009
¡La vida es muy dura!
El 26 de Noviembre de 2009 a las 20,15 presenté mi segunda novela titulada ¡La vida es muy dura!. Y hoy a tres días vista del evento y ya más tranquilo puedo transmitir alguna de mis impresiones.
Primero y para los que asistieron debo pedir disculpas ya que en el momento de ir a hablar me quede absolutamente bloqueado y no fui capaz de articular palabra. Sigo sin explicármelo pero en fin, así de dura es la vida a veces.
Podría haber contado muchas cosas ya que estaba absolutamente sensibilizado ante la maravillosa y multitudinaria respuesta que me disteis con vuestra asistencia pero.....
segundo, vi allí amigos, familia y muchas personas que supieron aparcar sus problemas y me dedicaron un tiempo que siempre recordaré.
Tercero, fue una noche maravillosa y que sin duda me marcó.
Cuarto, vi recompensados todos los esfuerzos y colmadas mis ilusiones y ciertamente debo agradeceros todas las muestras de apoyo, animo y simpatía que me dedicasteis.
Quinto, allí no faltó nadie y los que no pudieron venir, recibí multitud de mensajes por teléfono, Internet y otros medios, también sentí que estaban allí conmigo.
Bueno, acabo ya........
Gracias.
Primero y para los que asistieron debo pedir disculpas ya que en el momento de ir a hablar me quede absolutamente bloqueado y no fui capaz de articular palabra. Sigo sin explicármelo pero en fin, así de dura es la vida a veces.
Podría haber contado muchas cosas ya que estaba absolutamente sensibilizado ante la maravillosa y multitudinaria respuesta que me disteis con vuestra asistencia pero.....
segundo, vi allí amigos, familia y muchas personas que supieron aparcar sus problemas y me dedicaron un tiempo que siempre recordaré.
Tercero, fue una noche maravillosa y que sin duda me marcó.
Cuarto, vi recompensados todos los esfuerzos y colmadas mis ilusiones y ciertamente debo agradeceros todas las muestras de apoyo, animo y simpatía que me dedicasteis.
Quinto, allí no faltó nadie y los que no pudieron venir, recibí multitud de mensajes por teléfono, Internet y otros medios, también sentí que estaban allí conmigo.
Bueno, acabo ya........
Gracias.
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