lunes, 25 de enero de 2010

Carta de amor

Aquí tenéis la carta que he enviado para un concurso de cartas de amor, atípica donde las haya pero sin duda intensa y fuerte. ¿Por qué no puede ser así el amor?.
Te quiero hasta el más allá.
Te juro que no sé por dónde empezar, esto se me ha ido de las manos aunque intento controlar ya no puedo. Creí iluso de mí que tú sentías lo mismo que yo o al menos que era algo parecido. Sabes que he hecho todo lo posible por cimentar nuestra relación que del amor exacerbado a degenerado en un vacío desesperante. Caray con tu vocabulario es increíble que de tu boca pueda salir rebuznos de tal calibre. Pero como comprenderás yo tampoco voy a quedarme callado y por eso he decidido escribirte estas líneas. Deseando estoy que cuando las leas te des cuenta de lo que has tirado por la borda y seas consciente de lo que pudo llegar a ser nuestra relación si tú, en tu locura irracional no la hubieras torpedeado acabando no solo con ella sino que casi lo haces conmigo. Sí, casi conseguiste que me quitara la vida. Desesperado, desorientado y lleno de rabia perdí el control de mí mismo y descendí a los infiernos de la droga y la bebida y de allí, pasando por una depresión espantosa decidí acabar con todo. Pensé, iluso de mí, que yo era el problema y que, como dice el dicho “muerto el perro se acabó la rabia” despareciendo de la faz de la tierra todo volvería a su cauce. Que errado iba y cuan ciego estaba, porque sabes mi amor, tú y solo tú eres el problema e hizo falta verme cara a cara con la muerta para darme cuenta de ello. Mira que tuve señales avisándome, que podrían haberme abierto los ojos, pero ni por esas, pues ya no veía tres en un burro. Sentía que te iba perdiendo pero qué quieres que te diga, ni por esas lo entendí. Ni siquiera el día que regresé a casa pronto y te encontré en la cama con aquel desgraciado, sí ese ¿Cómo se llamaba? Porque tú en el colmo del cinismo me lo presentaste. Ni “cariño no es lo que parece” ni nada de nada, allí delante de mí, de pié y desnudos hiciste los honores y yo, imbécil redomado, le di la mano como si aquello fuera una reunión de amigos y tú la anfitriona, aunque he de reconocer que en ese momento estabas esplendorosa. Me encantas vestida, desnuda, en bikini y de todas formas, que le voy a hacer. Pero que digo, ¿lo ves? Me haces desvariar y ya pierdo la noción de lo que es real y de lo que son emociones aunque a estas se les llame erróneamente amor. ¿Y cuando acudí a aquel bar y te encontré en brazos de otro? Le estabas besando hasta en el carnet de identidad, ¡zorra! Sí, eres una mujer rastrera pero ese día he de reconocer que estuviste esplendorosa en tu papel de prostituta barata. Saturado estoy de tus líos extra conyugales y de tus salidas de madre, de verdad que me tienes harto y ahora que definitivamente va a llegar el final de esta ilógica y desastrosa relación aún se me hinchan más las pelotas. ¡Tía! De verdad que eres increíble ¿Acaso te di motivos para que me trataras así¿ he bebido los vientos por ti, he besado la tierra que pisabas, te ponía alfombras rojas para que las pisaras, iba esparciendo pétalos de rosas para que cuando pasaras notaras el olor a primavera y te sintieras como una mariposa en verano, sí, así de iluso me comportaba mientras tú, a mis espaldas, me ibas clavando puñales uno tras otro y chupabas la sangre que manaba para alimentar tus nauseabundos instintos que por cierto no perdías un segundo en darles rienda suelta a todos y cada uno de ellos. Cariño, sabes lo que te digo, que te den. Desde ahora mismo me siento liberado de ti y no solo te deseo lo peor sino que haré lo posible para que tu vida, a partir de ahora, sea un verdadero infierno. Un detalle se me pasaba por alto y es que no quiero que te vayas sin que sepas que sé lo tuyo con mi propio hermano. Sí, con Enrique, con el cerdo del que ya no es ni será nunca más hermano. ¿Por qué lo hiciste con él? De verdad ¿Tanto daño querías hacerme? Si realmente ese era tu objetivo debo darte mi más sincera enhorabuena ya que lo conseguiste hasta límites que seguramente te esperabas. Pero quiero que sepas que tú y solo tú eres la culpable de su fallecimiento ya que lo maté anoche aprovechando que vino a casa, el muy cínico, a pedirme si sabía donde estabas. Pero tranquila, por si te consuela, no sufrió porque le cercené la cabeza con el machete que tengo en el comedor de decoración. Gritó pero su exclamación quedó ahogada por el volumen del televisor, que previamente había puesto al máximo. Sigo teniendo en la retina sus ojos prácticamente fuera de sus órbitas mientras su boca hacía una última mueca mientras caía irremediablemente al suelo y su cuerpo se desplomaba inerte y sin vida. Ves, cariño, uno menos y ya solo quedas dos. ¿Sorprendida? ¿Te asusta descubrir la realidad? Pues sí, maté también a aquel individuo del bar y lo hice nada más irte tú realizando por cierto un auténtico teatro con tus gritos histriónicos y tus gestos exagerado al verte sorprendida in fraganti. También hice desaparecer a aquel borde, si el que me presentaste desnudo y debo decirte que no se perdió mucho ya que lloró como un cobarde implorando que no lo matara, me repugnan esos tíos que no son capaces de mantener la compostura cuando se ven en un aprieto aunque este les vaya a costar la vida. El Camarero del bar de la esquina también lloró antes de morir, otro miserable sin valor para soportarlo. Y ahora, mi vida, voy a ir a por ti. No habrá rincón en esta tierra donde puedas esconderte y para que veas que voy a jugar limpio te lo aviso por escrito ya que no voy a aceptar ninguna excusa cuando vayas a morir del tipo de “¿Que vas a hacer?”, odio a la gente ignorante y a la que nunca se entera de lo que le va a pasar aunque ello sea muy evidente. Por cierto, para ese momento me encantaría que estuvieras desnuda o no, mejor, que llevaras ese mínimo camisón que tanto me encanta y que deja entrever tu sexo afeitado y rosado. Ese que tantas veces he podido saborear y que nunca me canso de hacerlo. Y te ruego que tampoco te pongas sostenes ya que esos pechos tuyos, tan tersos y con esos enormes pezones rosados aumentando por segundos, me excitan una “jartá”. Hazlo aunque sea cumplir con mi última voluntad o ¿Debería decir tú última?, bueno, no me líes ahora, hazlo y punto. Bueno cariño mío, creo que ya nos hemos dicho todo lo que nos teníamos que decir, en cuanto haya echado esta carta al buzón iré preparando el material para ir a por ti. Va a ser una cacería interesante o mejor un juego del ratón y el gato en el que tú bordarás seguramente el papel del pequeño roedor asustado y huidizo. No te lo vas a creer pero hoy he ido al médico y me ha dado unas pastillitas para la ansiedad y un volante para que vaya al psicólogo y como yo soy una persona muy obediente ya he pedido hora al especialista y me la ha dado para dentro de cinco meses. Siento que para esas fechas no puedas enterarte de lo que tengo ya que estarás muerta. Pero sin duda, estés donde estés seguro que te alegrarás por mí, ya que con un buen tratamiento seguramente superaré esa locura que me embarga y ahoga aunque como tú bien sabes és una locura de amor. Sí, de amor por ti. Te quiero como a nadie en el mundo, te quiero como el primer día que nos conocimos. Te quiero y te querré siempre. Y como no creo que dudes de mis sentimientos y para que veas que los antepongo a mi mismo te garantizo que tendrás un entierro digno de una princesa, tanto que hasta la propia Diana de Gales se va a morir de envidia dentro de su ataúd. Voy terminando que el tiempo apremia y quiero acabar pronto con esto. Prepárate amor mío. Te quiere tu Ángel. P.d. Seguramente cuando recibas esta misiva vas a ir a la policía pero no va a servirte de nada. El destino de nuestro amor acabará triunfando. No hagas esfuerzos inútiles, solo lograrán cansarte y entonces, cuando llegue el momento, tu aspecto puede no ser el que yo espero. Princesa, relájate y no busques alargar esta situación, busca en tu corazón y verás que en él aún quedan muestras de nuestro apasionado e intenso romance, convéncete de que és la única salida y así en comunión conmigo muere feliz y todos nos recordarán e idolatrarán por el resto del tiempo hasta el fin de los días amén.
Jack the butcher

No hay comentarios: